Xalapa, 7 de septiembre del 2015.- El Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México,
hecho por el INE y el Colegio de México, es contundente en cuanto a señalar que
la mayoría de los mexicanos no creemos en el sistema de justicia que existe en
el país.
El informe señala que la prolongada cultura negociadora del
sistema corporativo y clientelar terminó por permear profundamente el ser del
mexicano, la gran mayoría ve bien que se: pacte, se ceda, se negocie, se
incluya y se repartan espacios de poder, incluidos por supuesto, todo tipo de
plazas o empleos dentro del gobierno, creando redes clientelares y estructuras
corporativas que impiden la organización colectiva de la sociedad para que
establezca parámetros de un cambio cultural y la conformación de un verdadero
contexto ciudadano.
IPCN. Marcha de normalistas exigiendo la aparición con vida de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa. |
Es obvio que el simple cumplimiento de los requisitos constitucionales
para ser ciudadano no bastan para crear una cultura realmente democrática y una
ciudadanía convencida de respetar y hacer respetar el Estado de Derecho.
Así, el informe nos dice que el 66% de la gente considera
que la ley se respeta poco o nada; el 61% de quienes fueron víctimas de algún
ilícito penal ni siquiera denunciaron los hechos. Del 66% que dijo que la ley
no se respeta, el 63% argumentó que no sirve de nada; un 52% señaló que
desconfía de las autoridades, 40% por malas experiencias con autoridades, 34%
por la lentitud de la justicia, 32% por flojera y 22% porque ni siquiera sabe a
dónde acudir.
Con esos datos, se explica que entre la normatividad
jurídica y las prácticas políticas reales, exista una cultura de permisividad,
de aceptación, de discrecionalidad y complicidad entre gobernantes y
gobernados; es decir, la existencia de un ciudadano que ejerce sus derechos
positivamente y cumple con sus obligaciones, son la minoría en le país.
En ese ambiente de masas adocenadas y alienadas mediante el
clientelismo de políticas públicas populistas, medra y se reproduce el poder
del grupo hegemónico en el país, identificado plenamente con el Partido
Revolucionario Institucional, los poderes económicos que se hermanan con él, y
todos las organizaciones que tienen fuertes “correas de trasmisión” con el
grupo político.
El caso más dramático lo es sin duda, los grupos
autollamados de izquierda o de oposición, cuyo lenguaje, también alimentado por
el populismo, lejos de contribuir a un debate racional, crítico y
revolucionario sobre la delicada situación que vive el Estado mexicano,
solamente vienen a meter ruido y confundir la escasa consciencia de las masas,
retardando el surgimiento de una ciudadanía realmente proactiva, exigente de la
rendición de cuentas de los gobernantes y creadora de alternativas
democráticas.
En ese contesto, de una cultura proclive a la ilegalidad y a
la chapuza, es que el grupo de expertos de la OEA, ha señalado, que las
investigaciones ministeriales que hizo la Procuraduría General de República,
comandada por Jesús Murillo Karam, simplemente es inconsistente, en palabras
llanas, no son una verdad y por consiguiente: Murillo Karam, aceptó la mentira
como verdad y de paso le mintió al pueblo de México.
Por supuesto, dentro del imperio de la corrupción, Murillo
Karam, no será llamado a declarar, porque simplemente pertenece al grupo en el
poder. Tampoco los peritos que amañaron la investigación, ni mucho menos al
exgobernador que estaba obligado a proteger a los estudiantes de Ayotzinapa
desde las recomendaciones del CNDH que había hecho cuatro años atrás en el
expediente: CNDH/1/2011/1/VG, donde
textualmente le recomendaba: TERCERA. Gire su instrucciones a
quien corresponda para que con la participación de los estudiantes de la
referida Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, se implemente un programa que
garantice la seguridad de esa institución educativa y salvaguarde la integridad
de su personal, enviando a este Organismo Nacional las constancias que
acrediten su cumplimiento.
IPCN.- La muerte de un estudiante es la muerte de todos, por ello, la rabia y la indignación sacó a los estudiantes jalapeños a exigir justicia. ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! |
Instituciones “desdentadas” incapaces de hacer cumplir su
recomendaciones, requieren de una revisión de fondo que las dote de facultades
para sancionar a los funcionarios corruptos.
Finalmente, pillados en su trampa, tanto Peña Nieto como su empleada
Arely Gómez, lejos de aceptar los resolutivos de los investigadores
internacionales, decidieron prolongar una vez más el proceso; diciendo que
mandarán hacer un nuevo peritaje, ¿Con quien, con sus achichincles? Ya sabemos
que los nuevos peritos serán puestos a modo, no para descubrir la verdad
científica de los hechos, sino para refutar el peritaje que los inculpa; tal y
como ha funcionado ese órgano federal desde siempre, basta recordar al inefable
Chapa Vesanilla y su experta La Paca, sacando una osamenta “sembrada” para
darle credibilidad a su portentosa mentira o el montaje hecho para televisa por
el caso de Cassez Florance o de la captura del propio Chapo. Televisa y sus periodistas
chacales, se nutren de los restos que deja la corrupción dentro del gobierno y
la difunden como una “verdad oficial”.
Lo que tenemos que desmontar, no solamente dentro de los gobiernos,
sean del partido que sean, sino en toda la sociedad, es esa cultura de
tolerancia a la tranza que corrompe el Estado de Derecho. Cierto, los
gobernantes son más culpables que los ciudadanos, pero nosotros los ciudadanos
al dejar pasar los actos de corrupción de manera omisa contribuimos a que
enraíce más profundamente y lo peor: se reproduzca en nuestros hijos y nietos.
Es cuestión de educación, pero más de indignación, miremos como los
guatemaltecos han derribado a un presidente corrupto y se aprestan a elegir
otro, al que muchas voces le están advirtiendo, que no le darán un cheque en
blanco ¡Hagamos lo mismo, indignémonos y quitemos a los gobernantes corruptos,
y construyamos un nuevo gobierno democrático, de ciudadanía participativa y
auténticamente respetuoso del Estado de Derecho!
¡Vayamos el día del grito de independencia vestidos de Blanco y con
moño negro, exijámosle al gobierno que rinda cuentas y pidamos la renuncia de
todo mal gobernante, sino un día, nuestros hijos e hijas, padres o madres,
hermanos o hermanas, amigos o amigas, serán desaparecidos de la faz de la
tierra, porque así lo quisimos desde la apatía de nuestro corazón!
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