Isael Petronio Cantú
Nájera
En la era de la electrónica y los sistemas computacionales,
el castellano, está nutriéndose de nuevos conceptos, que en si mismos hablan de
dos cosas: ignorancia del inglés y del castellano mismo y por otro lado: la
simplificación del contenido conceptual de los términos. El barbarismo se
incorpora en su simpleza y por ello, desnutre la riqueza del lenguaje, es como
consumir comida chatarra, la cual es comida pero finalmente nos mal nutre,
construyendo cuerpos gordos, fofos y enfermizos.
Quien utilice frecuentemente una computadora, sabe que por lo
menos consta de pantalla, teclado, tarjeta madre, disco duro y sistema
operativo y programas o utilizando el inglés: software, todo lo demás es hardware.
También sabe que el uso continuo del sistema operativo y de los programas están
expuestos al ataque de “virus informáticos” pequeños programas hechos para
destruir programas y al cúmulo de errores que el mismo disco duro, donde están
almacenados electrónicamente los programas, suele sufrir. Por ello, todos los
sistemas tienen tres mecanismos para sanear el mal funcionamiento: sistemas
antivirales, como las vacunas en los humanos, que funcionan de manera
preventiva; desfragmentación del disco duro, que sirve para reorganizarlo y
volver a obtener su óptimo funcionamiento y el más cruento y peligroso:
reiniciarlo, es decir, hacerlo arrancar como si fuera la primera vez; con lo
cual, toda la información y la experiencia acumulada corre el riesgo de ser
desperdiciada y nunca vuelva a recuperarse. Por ello, arrancar un sistema desde
su inicio es tan riesgoso que pocas veces se hace o se hace cuando la
información y la experiencia que está en peligro es inútil e irrelevante.
El idioma anglosajón utiliza el verbo reset para representar la
acción de reajustar o iniciar desde el principio una máquina, cualquiera, no
solamente las computadoras y restart como verbo para: reanudar,
empezar de nuevo y también volver a arrancar; por lo tanto, nosotros debemos
decir: reiniciar, restablecer, reponer, restaurar, y otros sinónimos más.
Ayer, las dirigencias del PRD de los dos consejos estatales
conocidos públicamente, lograron unificarse en uno solo, reconociendo al que
preside Juan Montes de Oca que emerge por resolución del Tribunal Electoral que
integró de manera cochina, ilegal e ilegítimamente, dicha instancia. La
poderosa mano del Estado trasegó las entrañas del PRD y acomodó “a modo” la
nueva dirección del partido. Los dirigentes se sintieron orgullosos de sus
flamantes cargos asignados así por el gobierno; el consejo mismo, integrado por
gente espuria y ajena al PRD, ayer se instaló como un Consejo “zombi” cuyas
manos se levantaban irracional e inconscientemente cada vez que los titiriteros
pedían que así lo hicieran.
Antes de entrar a ver lo tragicómico de dicho evento, me topé
con Daniel Nava, nuestro poderoso presidente del Consejo Nacional y en los tres
o cuatro minutos que pudimos platicar, me explicó lo que estaba pasando,
palabras más o palabras menos así: - lo
que estamos haciendo es “reseteando” al partido y además aprendiendo a conjugar
el verbo “dar”, porque hasta hoy, solamente lo que hicimos fue conjugar el
verbo “pedir”: pido yo, pides tú, piden ellos, todos piden. Ahora, se trata de
dar y por eso, le dimos dos representantes a cada una de las expresiones del
partido.
Daniel, con ello, dejó muy claro que la descomposición del
partido, su disco duro, requería que se reiniciara, el barbarismo utilizado, es
decir un verbo inglés sin traducir reset,
se trasladó al gerundio (¿) reseteando,
en un modismo que viene a desnutrir el castellano, pero que, para los que
estamos cerca de los sistemas computacionales, se lograba entender, como la
necesidad de reiniciar al partido desde sus orígenes, pero además, otorgando a
las demás expresiones una composición paritaria, destruyendo las hegemonías
creadas a lo largo de varios años.
La idea era entendible, pero no es la más correcta. Ayer no
vimos un “reseteo” (perdón por el barbarismo) del PRD, en todo caso, sólo vimos
un reajuste del disco duro, una desfragmentación, porque simplemente se dejó
intacto el origen de los vicios del partido: dirigentes corruptos que no rinden
cuentas y se hacen ricos con el dinero del pueblo que vía prerrogativas el
partido recibe, liderazgos antidemocráticos porque se montan sobre clientelas
ignorantes; concepciones ideológicas neoliberales
cuyo fin es utilizar el poder político para seguir explotando al pueblo y
robarse el erario, dejando intacto el sistema de explotación y producción y
reproducción del capital.
Logré escuchar el discurso del presidente impuesto por los
tribunales, su cacaraqueo fue insufrible, ni el peor dirigente del PRI lo
elabora así: ignorante de los documentos básicos del PRD, cantinflesco, metido
en un traje ridículo frente a un consejo vestido con miserables camisetitas de
a peso: ni un solo concepto de los principios duros de la política en general o
del partido: nada de democracia, justicia social, honestidad, probidad,
rendición de cuentas, transparencia, mucho menos del Estado Social y de
Derecho, ningún respeto para la inteligencia de las bases o de algunos de los
consejeros que ahí estaban: era el hueco y demagógico discurso de cualquier
priista en cualquier rancho ¡Lástima por el PRD y bien por el gobierno que
logró desmantelar a la oposición de izquierda, ya vendrán los tiempos de hacer
las cuentas!
¿Cuál reseteo del
PRD? ¿Dónde está la rendición de cuentas de todos esos dirigentes que sólo
cambiaron de sillas? ¿Porqué no dicen el origen de sus fortunas? ¿Dónde está la
nueva política anticorrupción que garantice el manejo transparente y honesto de
los recursos? ¿Dónde quedó el análisis puntual sobre el proceso electoral
actual, dónde la línea política que obligue a nuestros candidatos a tener una
campaña homogénea, cuyos programas de gobierno sean realmente alternativos,
democráticos y de izquierda o basta con arropar a priistas embozados?
El presidente defenestrado, no por su etimología original,
sino por la forma en que perdió la presidencia y donde el zarpazo del gobierno,
léase Tribunal Electoral y IEV, tuvieron mucho que ver, no se presentó al
evento. Juan Vergel fue víctima de las insuficiencias de su personal “círculo
de poder”; arropado en un principio por Nueva Izquierda Veracruz, encabezada
por el Dip. Rogelio Franco y Margarita Guillaumin, llegó ahí con el piso minado
de una larga hegemonía que construyó las oposiciones que “resetearon” al
partido. Se esperaba un cambio radical en la forma de dirigir el partido, un
ajuste de cuentas con el pasado y sobre todo: darle el poder a las bases del
partido… no fue así. El gatopardismo lampedusiano se impuso de manera inercial,
ya venía con el partido y las dirigencias anteriores y sólo se dejó que todo
siguiera igual.
El gran error de los liderazgos es no querer refrendar su
representación ante los electores y creer que el poder es para siempre. La
decisión vertical y autoritaria de hacer una alianza con el PAN sin tomar en
cuanta a las bases del partido, más, hacer una prelación anticipada de los
“cuates” en las listas o candidaturas que están en juego, arruinaron por
completo cualquier viabilidad de unir esfuerzos con otros partidos para
derrotar al PRI. La soberbia y el autoritarismo de la dirección nacional y
estatal al aprobar una alianza que las bases del partido no habían autorizado,
destruyó la poca confianza que éstas tenían hacia ellos, pero además: desunió
lo que estaba agarrado con alfileres: la presidencia de Juan Vergel y Nueva
Izquierda Franco-Guillaoumin.
Nueva Izquierda Franco-Guillaoumin, al perder la presidencia
en la persona de Juan Vergel, realinearon las tropas, porque tuvieron claro que
el desastre partidario representado por la bicefalia de los órganos de
dirección partidista, solamente podría tener cierta estabilidad, si se aceptaba
de buen modo ¡Cortar una cabeza!, así el monstruo, perdería por lo menos, algo
de su monstruosidad. Además, al aceptar los hechos del descabezamiento o
reseteamiento (ya corridos en los barbarismos), se hacía necesario generar una
estabilidad que garantizara a la base del partido: participar eficientemente en
las próximas elecciones a nivel municipal o diputaciones locales.
Quedó claro que el reconocimiento de un solo Consejo Estatal y
un solo presidente del PRD, por parte de Franco-Guillaoumin, no era una simple
expedición del un “cheque en blanco” al comando
de Daniel Nava y sus corifeos, sino la simple y racional
aceptación de una batalla perdida en el escenario de una guerra compleja, donde
el propio gobierno juega sus propias piezas. Por lo pronto, queda por ver la
eficacia de los cambios en el PRD, su referente es sin duda el pasado proceso
electoral federal, que descontando las diferencias entre dos eventos similares
pero no iguales, sirven para medir los resultados de manera relativa.
El futuro del PRD es aciago, dentro de poco, vendrán las
candidaturas ciudadanas, donde los candidatos: no necesitarán partidos
corruptos que los postulen, en consecuencia, dichos institutos perderán su
registro y sobrevivirán únicamente aquellos que realmente le sumen votos al
candidato.
Entonces sí; la dirigencia que realmente reinicie al partido
de la Revolución Democrática, lo finque entre las clases sociales medias, de
obreros y campesinos, transparente el uso de los recursos públicos, rinda
cuentas a la base militante, construya un proyecto alternativo de gobierno que
construya y consolide un Estado Social y de Derecho, tendrá derecho a
sobrevivir en el reseteo político que inició el gobierno apretando el botón:
¡Reset!
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