lunes, 11 de marzo de 2013

RESETEANDO AL PRD




Isael Petronio Cantú Nájera

En la era de la electrónica y los sistemas computacionales, el castellano, está nutriéndose de nuevos conceptos, que en si mismos hablan de dos cosas: ignorancia del inglés y del castellano mismo y por otro lado: la simplificación del contenido conceptual de los términos. El barbarismo se incorpora en su simpleza y por ello, desnutre la riqueza del lenguaje, es como consumir comida chatarra, la cual es comida pero finalmente nos mal nutre, construyendo cuerpos gordos, fofos y enfermizos.
Quien utilice frecuentemente una computadora, sabe que por lo menos consta de pantalla, teclado, tarjeta madre, disco duro y sistema operativo y programas o utilizando el inglés: software, todo lo demás es hardware. También sabe que el uso continuo del sistema operativo y de los programas están expuestos al ataque de “virus informáticos” pequeños programas hechos para destruir programas y al cúmulo de errores que el mismo disco duro, donde están almacenados electrónicamente los programas, suele sufrir. Por ello, todos los sistemas tienen tres mecanismos para sanear el mal funcionamiento: sistemas antivirales, como las vacunas en los humanos, que funcionan de manera preventiva; desfragmentación del disco duro, que sirve para reorganizarlo y volver a obtener su óptimo funcionamiento y el más cruento y peligroso: reiniciarlo, es decir, hacerlo arrancar como si fuera la primera vez; con lo cual, toda la información y la experiencia acumulada corre el riesgo de ser desperdiciada y nunca vuelva a recuperarse. Por ello, arrancar un sistema desde su inicio es tan riesgoso que pocas veces se hace o se hace cuando la información y la experiencia que está en peligro es inútil e irrelevante.
El idioma anglosajón utiliza el verbo reset para representar la acción de reajustar o iniciar desde el principio una máquina, cualquiera, no solamente las computadoras y restart como verbo para: reanudar, empezar de nuevo y también volver a arrancar; por lo tanto, nosotros debemos decir: reiniciar, restablecer, reponer, restaurar, y otros sinónimos más.
Ayer, las dirigencias del PRD de los dos consejos estatales conocidos públicamente, lograron unificarse en uno solo, reconociendo al que preside Juan Montes de Oca que emerge por resolución del Tribunal Electoral que integró de manera cochina, ilegal e ilegítimamente, dicha instancia. La poderosa mano del Estado trasegó las entrañas del PRD y acomodó “a modo” la nueva dirección del partido. Los dirigentes se sintieron orgullosos de sus flamantes cargos asignados así por el gobierno; el consejo mismo, integrado por gente espuria y ajena al PRD, ayer se instaló como un Consejo “zombi” cuyas manos se levantaban irracional e inconscientemente cada vez que los titiriteros pedían que así lo hicieran.
Antes de entrar a ver lo tragicómico de dicho evento, me topé con Daniel Nava, nuestro poderoso presidente del Consejo Nacional y en los tres o cuatro minutos que pudimos platicar, me explicó lo que estaba pasando, palabras más o palabras menos así: - lo que estamos haciendo es “reseteando” al partido y además aprendiendo a conjugar el verbo “dar”, porque hasta hoy, solamente lo que hicimos fue conjugar el verbo “pedir”: pido yo, pides tú, piden ellos, todos piden. Ahora, se trata de dar y por eso, le dimos dos representantes a cada una de las expresiones del partido.
Daniel, con ello, dejó muy claro que la descomposición del partido, su disco duro, requería que se reiniciara, el barbarismo utilizado, es decir un verbo inglés sin traducir reset, se trasladó al gerundio (¿) reseteando, en un modismo que viene a desnutrir el castellano, pero que, para los que estamos cerca de los sistemas computacionales, se lograba entender, como la necesidad de reiniciar al partido desde sus orígenes, pero además, otorgando a las demás expresiones una composición paritaria, destruyendo las hegemonías creadas a lo largo de varios años.
La idea era entendible, pero no es la más correcta. Ayer no vimos un “reseteo” (perdón por el barbarismo) del PRD, en todo caso, sólo vimos un reajuste del disco duro, una desfragmentación, porque simplemente se dejó intacto el origen de los vicios del partido: dirigentes corruptos que no rinden cuentas y se hacen ricos con el dinero del pueblo que vía prerrogativas el partido recibe, liderazgos antidemocráticos porque se montan sobre clientelas ignorantes; concepciones  ideológicas neoliberales cuyo fin es utilizar el poder político para seguir explotando al pueblo y robarse el erario, dejando intacto el sistema de explotación y producción y reproducción del capital.
Logré escuchar el discurso del presidente impuesto por los tribunales, su cacaraqueo fue insufrible, ni el peor dirigente del PRI lo elabora así: ignorante de los documentos básicos del PRD, cantinflesco, metido en un traje ridículo frente a un consejo vestido con miserables camisetitas de a peso: ni un solo concepto de los principios duros de la política en general o del partido: nada de democracia, justicia social, honestidad, probidad, rendición de cuentas, transparencia, mucho menos del Estado Social y de Derecho, ningún respeto para la inteligencia de las bases o de algunos de los consejeros que ahí estaban: era el hueco y demagógico discurso de cualquier priista en cualquier rancho ¡Lástima por el PRD y bien por el gobierno que logró desmantelar a la oposición de izquierda, ya vendrán los tiempos de hacer las cuentas!
¿Cuál reseteo del PRD? ¿Dónde está la rendición de cuentas de todos esos dirigentes que sólo cambiaron de sillas? ¿Porqué no dicen el origen de sus fortunas? ¿Dónde está la nueva política anticorrupción que garantice el manejo transparente y honesto de los recursos? ¿Dónde quedó el análisis puntual sobre el proceso electoral actual, dónde la línea política que obligue a nuestros candidatos a tener una campaña homogénea, cuyos programas de gobierno sean realmente alternativos, democráticos y de izquierda o basta con arropar a priistas embozados?
El presidente defenestrado, no por su etimología original, sino por la forma en que perdió la presidencia y donde el zarpazo del gobierno, léase Tribunal Electoral y IEV, tuvieron mucho que ver, no se presentó al evento. Juan Vergel fue víctima de las insuficiencias de su personal “círculo de poder”; arropado en un principio por Nueva Izquierda Veracruz, encabezada por el Dip. Rogelio Franco y Margarita Guillaumin, llegó ahí con el piso minado de una larga hegemonía que construyó las oposiciones que “resetearon” al partido. Se esperaba un cambio radical en la forma de dirigir el partido, un ajuste de cuentas con el pasado y sobre todo: darle el poder a las bases del partido… no fue así. El gatopardismo lampedusiano se impuso de manera inercial, ya venía con el partido y las dirigencias anteriores y sólo se dejó que todo siguiera igual.
El gran error de los liderazgos es no querer refrendar su representación ante los electores y creer que el poder es para siempre. La decisión vertical y autoritaria de hacer una alianza con el PAN sin tomar en cuanta a las bases del partido, más, hacer una prelación anticipada de los “cuates” en las listas o candidaturas que están en juego, arruinaron por completo cualquier viabilidad de unir esfuerzos con otros partidos para derrotar al PRI. La soberbia y el autoritarismo de la dirección nacional y estatal al aprobar una alianza que las bases del partido no habían autorizado, destruyó la poca confianza que éstas tenían hacia ellos, pero además: desunió lo que estaba agarrado con alfileres: la presidencia de Juan Vergel y Nueva Izquierda Franco-Guillaoumin.
Nueva Izquierda Franco-Guillaoumin, al perder la presidencia en la persona de Juan Vergel, realinearon las tropas, porque tuvieron claro que el desastre partidario representado por la bicefalia de los órganos de dirección partidista, solamente podría tener cierta estabilidad, si se aceptaba de buen modo ¡Cortar una cabeza!, así el monstruo, perdería por lo menos, algo de su monstruosidad. Además, al aceptar los hechos del descabezamiento o reseteamiento (ya corridos en los barbarismos), se hacía necesario generar una estabilidad que garantizara a la base del partido: participar eficientemente en las próximas elecciones a nivel municipal o diputaciones locales.
Quedó claro que el reconocimiento de un solo Consejo Estatal y un solo presidente del PRD, por parte de Franco-Guillaoumin, no era una simple expedición del un “cheque en blanco” al comando  de Daniel Nava  y sus corifeos, sino la simple y racional aceptación de una batalla perdida en el escenario de una guerra compleja, donde el propio gobierno juega sus propias piezas. Por lo pronto, queda por ver la eficacia de los cambios en el PRD, su referente es sin duda el pasado proceso electoral federal, que descontando las diferencias entre dos eventos similares pero no iguales, sirven para medir los resultados de manera relativa.
El futuro del PRD es aciago, dentro de poco, vendrán las candidaturas ciudadanas, donde los candidatos: no necesitarán partidos corruptos que los postulen, en consecuencia, dichos institutos perderán su registro y sobrevivirán únicamente aquellos que realmente le sumen votos al candidato.
Entonces sí; la dirigencia que realmente reinicie al partido de la Revolución Democrática, lo finque entre las clases sociales medias, de obreros y campesinos, transparente el uso de los recursos públicos, rinda cuentas a la base militante, construya un proyecto alternativo de gobierno que construya y consolide un Estado Social y de Derecho, tendrá derecho a sobrevivir en el reseteo político que inició el gobierno apretando el botón: ¡Reset!

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