Cochinos pero no trompudos…
Isael Petronio Cantú
Nájera
La
conseja popular es una suerte de psicología conductista o el súmmum de la
experiencia colectiva. No siempre tiene la razón; muchas veces se nutre de
mitos, de prejuicios y de simples creencias que al igual que la fe: son una
falsa consciencia.
Existen
tantas consejas populares, que suelen ir en parejas: unas afirmando y otras
negando tal cosa; por lo que resalta la propensión constante de un relativismo
axiológico que todo lo justifica, de ello resulta, que el pueblo tienda a tener
juicios donde los principios éticos son relativos. Por ejemplo, cuando se dice:
“hay que ser cochino pero no trompudo”;
se asume que todos, incluso el dicente del aforismo, es un cochino, pero no de
la clase “más cochina”, es decir, no de los cochinos trompudos, negros, feos,
capaces de revolcarse en su propia mierda e incluso de tragársela… de esos no.
Al
efecto, vendría bien recordar aquella severa advertencia cristiana, dicha en
situación de vida o muerte contra María de Magdala, que a punto de ser lapidada
por puta, se escuchó entre la turba enloquecida: “¡quien esté libre de pecado,
que tire la primera piedra!”; medrosos y pecadores los judíos, muchos habían
fornicado con la susodicha, se deshicieron de los pedruscos y dejaron en paz a
la hetaira.
En
ese nivel de comprensión de la culpa está la conseja del cochino, se entiende
que todos lo pueden ser, pero no al extremo de ser “trompudos”.
Los
partidos políticos han manifestado ser organizaciones proclives a la trampa, a
la corrupción, desde el partido de “Estado” o como se le quiera clasificar,
hasta los de derecha y de izquierda, su actos, están cargados de corrupción,
por consiguiente: el proceso electoral tiene como resultado el constante fraude
a la voluntad política ciudadana. La crisis en la credibilidad de los partidos
se agudiza cada día más, de tal suerte que los gobiernos que emanan de los
procesos electorales, están creando una especie de cacocracia, es decir, el
gobierno de los más malos.
El
colmo de los malos gobiernos, está sin duda, dentro de los poderes: Legislativo
y Judicial, los cuales, recordando a Montesquieu, tenían la noble tarea de
equilibrar y hacer contrapeso al gran poder concentrado en el Ejecutivo. No ha
sido así. En México, tanto diputados como jueces, paulatinamente se convierten
en vasallos del representante del Ejecutivo en turno; con lo cual, la
aspiración a vivir un Estado de Derecho se convierte en una entelequia.
Resulta
que en Veracruz, el Partido de la Revolución Democrática, cochino en su
proceder como muchas instituciones veracruzanas, realizó su elección interna
para elegir a su presidente y a los integrantes de su Consejo Estatal, un
órgano colegiado que es la máxima instancia partidaria; en esa elecciones hubo
tantas trampas que los contendientes mutuamente impugnaron los resultados, lo
que obligó a que los órganos internos jurisdiccionales del partido participaran
para dirimir la contienda; no paró ahí el conflicto, sino que escaló hasta los
propios órganos estaduales de justicia electoral, es decir: el Tribunal Federal
Electoral y el Tribunal Electoral de Veracruz, en los que se suponía que
aplicarían principios más justos.
Los
resultados electorales internos del PRD en Veracruz, para elegir a su
presidente y consejeros, fueron declarados válidos por su Comisión Nacional de
Garantías y Vigilancia el 27 de enero del 2012 y ratificada por la Sala
Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE)
dictando resoluciones en los expedientes SUP-JDC-207/2012, SUP-JDC-208/2012,
SUP-JDC-209/2012 y SUP-JDC-210/2012. La validación y ratificación de las
elecciones de Veracruz, hasta aquí iban bien, sin embargo dentro de las
cochinadas que existieron en el PRD, cabe aclarar: su propia Comisión Nacional
Electoral, que forma parte del Consejo Nacional de ese partido y que preside
uno de los contendientes veracruzanos, forzó, como juez y parte que es:
¡Integrar un consejo estatal del partido en Veracruz, con gente que ni siquiera
contendió para ello, argumentando renuncias de los realmente electos! Ese
consejo formado por gente sin derecho para ello, se reunió en varias ocasiones
emitiendo resoluciones viciadas de origen, por no tener la representación plena
y ni siquiera haber sido votados para integrar el consejo estatal.
Obviamente,
los “Consejeros” electos y reconocidos por el TRIFE se inconformaron y
exigieron que se repusiera el procedimiento, para lo cual demandaron vía Juicio
para la Protección de los Derechos Políticos, para que aquel lo resolviera. Con
fecha 14 de noviembre del 2012, una vez que los expedientes fueron mandados al
Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado de Veracruz (TEEVER), este
resolvió los siguientes expedientes: JDC-06/2012 y JDC-08/2012, palabras más o
palabras menos: “ordenó” a la Comisión Nacional Electoral del PRD, para que en
un término de 24 horas, integrara el Consejo de acuerdo a los cómputos abalados
por las propias autoridades, es decir de manera congruente y de acuerdo a la
orden de prelación que existía en dicha acta. ¡La Comisión Nacional Electoral,
lejos de cumplir el ordenamiento legal, siguió siendo contumaz, dejando pasar
el tiempo sin integrar la instancia.
El
18 y 20 de noviembre del 2012, el presidente del PRD en el estado, se dirige de
nuevo al TEEVER, solicitándole que ordene la integración congruente del Consejo;
para ello, las triquiñuelas partidarias se hacían más cínicas, al grado de que
la Comisión Electoral del PRD, envió al Tribunal los documentos conteniendo los
antecedentes de la elección impugnada, pero agregando de manera frívola y
falaz, que la integración que hacían del Consejo, con gente que ni siquiera
participó en la elección se debió a que muchos: ¡habían renunciado a su cargo
de consejeros y que por eso la integración se hacía con gente diferente!;
obviamente, lo de las renuncias no se lo tragó el TEEVER y le pidió que mandara
documentos probatorios de dichas renuncias o en su caso: fueran las propias
autoridades, dada la contumacia de la Comisión Electoral, quienes integraran el
consejo de acuerdo a sus propias resoluciones, es decir, respetando el cómputo
y los nombres que habían sido ratificados en los expedientes: JDC-06/2012 y
JDC-08/2012.
La
secuencia del proceso era lógica y clara: una elección validada por autoridades
del partido, del TRIFE y TEEVER; una Comisión Nacional Electoral, violando la legalidad
interna, integrando un Consejo espurio bajo el argumento de que los candidatos
votados habían renunciado; exigencia del partido a las autoridades para que se
cumpliera en todos sus términos la orden de integrar debidamente el consejo,
hasta ahí, todo iba muy bien, pero… el PRD y el PAN deciden ante la coyuntura
electoral realizar una alianza para enfrentar al PRI, y como suelen decir las
abuelitas: ahí es donde la puerca torció el rabo.
La
dirección del PRD, tanto estatal como nacional, se enfrascaron en la
pertinencia o no de dicha alianza, finalmente fue registrada ante el Instituto
Electoral Veracruzano (IEV) bajo el lema de “Gran Alianza por Ti” uniendo al
PRD y al PAN en una táctica solamente para derrotar al PRI.
El
ejercicio del poder político en México y en particular en Veracruz, como lo
mencionamos líneas arriba, se circunscribe a un Poder Ejecutivo fuerte que
domina al Legislativo y al Judicial. En el caso del Judicial es más aberrante,
pues se supone que debe ser el poder que garantiza el imperio de la ley y cuyos
integrantes deben de ser hombres o mujeres probos, justos cuyo actuar debe
estar regido por los principios de: excelencia, profesionalismo, objetividad,
imparcialidad, independencia y antigüedad, tal y como lo dice el artículo 105
de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación o los de excelencia,
objetividad, imparcialidad, profesionalismo e independencia que marca la
fracción II del artículo 104 de la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de
Veracruz: en ambas leyes, los principios torales que tanto el Poder Judicial Federal
y el Local, deben de garantizar para equilibrar el Poder y no someterse
vilmente al Ejecutivo son: Independencia e Imparcialidad, así con mayúsculas.
La
alianza del PRD con el PAN, caló hondo en el escenario político veracruzano,
pero más al gobierno y su partido; la tarea estaba clara: torpedear la alianza
para abortarla a cualquier modo. Se inició con una campaña mediática
descalificándola en todo sentido y luego, siguió el embate jurídico: el agente
para ello sería ni más ni menos que el Tribunal Estatal Electoral de Veracruz,
quienes finalmente así lo hicieron.
Lo
trompudo de esta cochinada estriba en que el TEEVER o sus magistrados, sabían a
ciencia cierta, dado que ellos mismos así lo resolvieron, quienes eran los
miembros del PRD que legalmente deberían de integrar el Consejo Estatal dado
que eso estaba resuelto según los expedientes JDC-06/2012 y JDC-08/2012… sin
embargo los magistrados terminaron integrando un consejo que: ¡no tomó en cuenta
sus propias resoluciones nombrando consejeros a gente espuria; pero además
adicta al dirigente que se manifestó en contra de la alianza!
Largo
sería aquí presentar las listas de los consejeros que fueron electos y
aprobados por las autoridades y la lista de la integración hecha de manera
aviesa que hizo el tribunal para finalmente integrar el Consejo del PRD; pero
basta saber que de 153 consejeros que lo integran, los magistrados, nombraron a
¡cien consejeros que ni siquiera están inscritos en las boletas que se
utilizaron para elegirlos!
Con
justa razón, el personero del PRD, Juan Vergel Pacheco, recurrió dicha
resolución alegando que no actuó en congruencia, tanto externa como interna,
tal y como lo marca la jurisprudencia.
Yo
digo que las razones son otras: los magistrados actuaron en congruencia
política con el gobernador, no con el alto cargo que representan, es decir,
traicionaron los principios a los que están obligados a cumplir a la hora de
emitir sus resoluciones y se plegaron como vasallos a las indicaciones del
titular del Poder Ejecutivo, quien en todo momento diseño una estrategia para
reventar la alianza del PRD y del PAN y dio las indicaciones de cómo integrar
el Consejo favoreciendo al dirigente que estaba en contra de la alianza, en
este caso: Daniel Nava.
El
Consejo integrado por órdenes de Duarte tiene una misión: ¡Votar en contra de
la alianza y con ello dar un duro golpe a las fuerzas aliancistas opositoras a
su partido!
El
domingo 18 de febrero, como un monstruo bicéfalo, se instalaron dos Consejos
Estatal del PRD, uno presidido por Juan Vergel Pacheco y el otro por Daniel
Nava. El de Juan ratificó la alianza y el de Nava la rechazó… sólo faltaba el
acto gubernamental para santificar una u otra opción… de nueva cuenta entró en
funciones el Poder Judicial del Señor Gobernador, pues el día de ayer, 18 de
febrero, determinó anular la “Gran Alianza para Ti” entre el PRD y el PAN.
"Cochino, pero no trompudo" |
Debemos
reconocer que el PRD por su parte, puso en bandeja de plata muchos de los
elementos que permitieron a los magistrados de Duarte terminar juicios de esta
manera, es decir, al utilizar actos de corrupción para dirimir sus
contradicciones, demuestran que son cochinos, pero sin duda alguna, los
magistrados del TEEVER, al estar obligados a ejercer y garantizar que los actos
se apeguen a lo que marca la ley; al violarla ellos mismos, se convierten en
los cochinos trompudos que en nada ennoblece la administración de la justicia
en el país. ¡Lástima! Como me gustaría ver a los magistrados y magistradas
dando lecciones de ética y de moral a sus propios hijos y nietos, cuando su
integridad humana está sometida al poderoso señor del Poder Ejecutivo. ¡Ojalá!
Que el PRD demande ante el Consejo de la Judicatura o la instancia pertinente a
esta caricatura de magistrados, porque con ellos como jueces, no puede vivir
tranquila la democracia ni el pueblo que es el que les paga los altísimos
salarios.
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